domingo, 14 de agosto de 2011

¡AHORA ES CUANDO!

¡AHORA ES CUANDO! - LAS PACES CON DIOS, PARTE 2
1 Corintio 6:2
Han desfilado por nuestra vida muchas buenas oportunidades, oportunidades de estudio, de trabajo, de negocios; quizá fueron excelentes, quizá las dejamos pasar por no haber tomado la decisión correcta. Los griegos usaban la palabra “kairos” para referirse al tiempo oportuno, a la ocasión coyuntural de la vida, a ese momento en que debemos tomar la gran decisión que nos hará trascender en algún aspecto o en todos de nuestra existencia.

En cambio, la palabra griega “cronos”, se utiliza precisamente al tiempo cronológico que avanza inexorablemente; este, que instante tras instante transcurre, acumulando fracciones de segundo, segundos, minutos, horas, días, semanas y años a nuestra existencia.
El día de hoy, reflexionemos en una decisión que probablemente ha sido pospuesta vez tras vez, la decisión de enmendar nuestra vida, de ponernos a cuentas con Dios. Probablemente nuestras neuronas han intentado de convencernos de que todo está bien, de que todo estará bien; sin embargo, los ecos de nuestra conciencia nos dicen lo contrario, algo no anda bien; los focos del miedo, la culpa y la vergüenza se encienden frecuentemente como alerta de que en nuestra vida existe una infección, algo que no nos deja estar en paz. La biblia como palabra de Dios, nos enseña que el problema de fondo del ser humano es el pecado, el pecado es lo que ha puesto separación entre Dios y nosotros, y al existir un abismo entre Dios genera en nuestra alma una sensación de vacío espiritual y por lo consiguiente una ausencia de paz interior, esa paz que todo ser humano persigue, ya sea conscientemente o inconscientemente, pero esa paz interior no llegará mientras el pecado sea lo que domine nuestra existencia.
Al respecto de las consecuencias temporales y eternas del pecado te tengo dos noticias, claro, adivinaste, una mala y una buena. La mala es que todo pecado lleva en sí castigo, la consecuencia es la muerte, es por eso que nos hemos llegado a sentir como muertos en vida, porque si ese es el caso, se debe a que nuestro espíritu está muerto aunque nuestro cuerpo viva, lo peor de la muerte espiritual es que es una muerte que no tiene fin, porque déjame decirte que según la santa escritura dice que sí hay vida después de esta vida, y si es que terminamos nuestra existencia viviendo en nuestros delitos y pecados, la muerte no acabara con el último suspiro en esta tierra, sino que continuaremos muriendo cada día, cada año y cada siglo, por toda la eternidad... Esta muerte es una muerte espiritual, como referencia del concepto “muerte”, tenemos la muerte física, la cual yo definiría como la separación entre nuestro cuerpo y nuestro espíritu, mientras la muerte espiritual es la separación entre Dios y nuestro espíritu.
Definitivamente el pecado nos separa de Dios, pero mientras estemos en este mundo, de alguna manera no lo hace enteramente, pues día a día podemos experimentar su presencia, quizá lejana, pero al fin y al cabo su presencia, pues vemos la luz del día cada día, tenemos un trozo de tortilla, al menos, para llevarnos a la boca, pero mi estimado y estimada, un día terminará nuestra visita por este mundo y daremos el paso para estar, ya sea completamente en la presencia del creador, o bien, completamente separados de Él.
Hablemos ahora de la buena noticia, si la mala noticia es que el pecado trae como castigo la muerte, la buena noticia es que Cristo ha pagado por nosotros ese castigo, solo falta que aceptes que Él salde tu cuenta espiritual. Hazlo hoy es el día en que puedes y debes rendir tu vida a Jesucristo. Pablo en 2a de Corintios nos dice “En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” El apóstol en estas líneas nos dice que hay una oportunidad de obtener la salvación, esta carta fue escrita originalmente en griego y la palabra usada para referirse al tiempo es “kairos”, es decir que la oportunidad de tu vida es hoy, la oportunidad de hacer las paces con Dios, de reconocer que eres pecador, que necesitas de su perdón “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” 2ª de Corintios 5:20-21 ¡POR FAVOR, RECONCÍLIATE CON EL CREADOR! HOY MISMO, NO DEJES PASAR MÁS TIEMPO, ¡HOY ES EL KAIROS!
Reflexionando y actuando:
• Si ya sabemos que hay vida después de la muerte, la cuestión sería ¿habrá vida antes de la muerte?
• No tardes más, decide cambiar hoy mismo, dile sinceramente a Dios lo que sientes, haz tuyas las palabras que te sugiero, no las repitas mecánicamente, lee primeramente para que sepas de que se trata, pues es una oración de confesión y entrega, después de leerlo conscientemente, te recomiendo que busques un lugar donde nadie te interrumpa y habla a Dios por medio de una oración como esta:
“Dios: Reconozco que soy pecador, necesito de ti, perdona mis ofensas hacia a ti y mis semejantes, mis mentiras, agresiones, enojos, perdona este pecado:______ que es el que más culpa y vergüenza me da, también perdona estos otros que no me dejan estar en paz:_____, hoy me arrepiento de todos mis pecados, decido alejarme de ellos; Dios, perdóname y ayúdame a limpiar mi vida. Jesús, creo que ya pagaste mi deuda al morir en la cruz, gracias por ello, hoy te entrego mi corazón, acepto tu perdón y salvación, hoy te reconozco y te adopto como el Salvador y el Jefe de mi vida. Amén”

viernes, 12 de agosto de 2011

“NI VOLVIENDO A NACER” - LAS PACES CON DIOS, PARTE 1

1 Corintio 5:17
Sabemos que hay hábitos, actitudes y otros aspectos de nuestra vida y carácter que debemos cambiar, por nuestro bien y por el bienestar de los que nos rodean; sinceramente queremos cambiar, es mas lo hemos intentado una y otra vez, logramos mejorar un poco pero terminamos dándonos por vencidos al volver a lo mismo de siempre. Es aquí cuando quien nos conoce o nosotros mismos concluimos: “tu no cambiarás ni volviendo a nacer…”.
Pero esto no tiene que seguir siendo así, hay forma de efectuar un verdadero cambio de raíz, desde lo más profundo del corazón. Dice la biblia en 1 de Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” Aquí está la clave de una verdadera transformación, estar en Cristo, posicionar nuestra vida, actitudes y decisiones bajo su mando, es lo que realmente hará el cambio que necesitamos “y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación” 1Cor. 5:18-19
En estos últimos versículos entendemos que para ser renovados como nueva creación, debemos establecernos en Cristo, a su vez para estar en Cristo es necesario reconciliarse con Dios, hacer las paces con Él, ¿Que qué? ¿Las paces con Dios? ¿Acaso me he peleado con Dios? Pues si, en realidad todo mundo ofende y ha ofendido a Dios, todos somos pecadores, no hay justo, ni aun uno, todos nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino de maldad, mas el Señor cargó en Jesús el pecado de todos nosotros, a fin perdonarnos y limpiarnos de toda inmundicia y presentarnos ante Él sin mancha ni arruga ni cosa semejante, para que los que viven ya no vivan para sí, sino por aquél que murió y resucitó por ellos.
Reflexiones:
• Los seres humanos no estamos diseñados para vivir aisladamente, paradójicamente para ser plenos como individuos, necesitamos conexiones sanas con los demás, y lo más importante, una conexión sana con el creador.
• La frase “ni volviendo a nacer” no es aplicable cuando en realidad tenemos la convicción de realizar un cambio verdadero en nuestras vidas, porque sí se puede, con la ayuda de Dios claro que se puede, es posible volver a nacer, haciendo las paces con Dios se vuelve a nacer.
• Si dejamos que Jesús nos limpie y se encargue de nuestra vida, lograremos vivir por Cristo y para Cristo, Él ya pagó por tus pecados en la cruz, solo firma para aceptar que Él liquide la factura, entonces, solo entonces vuelves a nacer y he aquí todas las cosas son hechas nuevas.

jueves, 11 de agosto de 2011

SOMOS TAN FRÁGILES

1 Corintios 4
¿Te ha pasado que cuando te sientes poderoso e invencible, que puedes con todo con lo que se te ponga enfrente, de pronto te ves impactado por una noticia de un tsunami, una inundación, terremoto o algo parecido que arrasa con vidas humanas?
Pues a mi si, y es cuando reflexiono y digo ¡Somos tan frágiles! Incluso no es necesario enfrentarnos cara a cara con las poderosas fuerzas de la naturaleza para poner de manifiesto que nuestras vidas pueden romperse tan fácilmente como una copa de cristal por una enfermedad que nos toma por sorpresa, incluso hemos sabido de casos que un simple resbalón o un atragantamiento dan por terminada la existencia de uno de nuestros semejante.

Pablo reconoce esta realidad y nos hace reflexionar que más importante que el recipiente delicado que es nuestro cuerpo, es lo que contiene ese recipiente, lo que lo hace valioso y poderoso. Concretamente en este capítulo habla a los que ya han pasado de ser unas simples creaciones de Dios, a ser sus colaboradores, y como tales, el Señor deposita dentro de nuestras vidas delicadas un gran tesoro que es el ministerio o tarea de vida asignada por Él.
Al respecto en los versículos 7 al 18 del capítulo 4 de esta carta dice: “Tenemos este tesoro en vasijas de barro para demostrar que este extraordinario poder que obra en nuestra vida no viene de nosotros, sino de Dios. Por eso aunque tengamos toda clase de problemas, no estamos derrotados. Aunque tengamos muchas preocupaciones, no nos damos por vencidos. Aunque nos persigan, Dios no nos abandona. Aunque nos derriben, no nos destruyen. [...] Por eso, no nos damos por vencidos. Es cierto que nuestro cuerpo se envejece y se debilita, pero dentro de nosotros nuestro espíritu se renueva y fortalece cada día. Nuestros sufrimientos son pasajeros y pequeños en comparación con la gloria eterna y grandiosa a la que ellos nos conducen. A nosotros no nos interesa lo que se puede ver, sino lo que no se puede ver, porque lo que se puede ver, solo dura poco tiempo. En cambio, lo que no se puede ver, dura para siempre” Versión La palabra de Dios para todos (LPDPT).
Reflexionando
• Estemos conscientes de nuestra realidad, venimos del polvo y al polvo vamos, somos débiles vasijas de barro. Cuando estamos ciertos de esto, seguramente no confiaremos en nuestras capacidades, sino en el cuidado, amor y provisión de Dios, de esta manera le permitimos obrar poderosamente y llevarse la merecida gloria.
• Nuestro paso por este mundo es fugaz, no nos quedaremos aquí para siempre, pero según leímos en la palabra de Dios, nuestro espíritu si es eterno y puede gozar de glorias eternas, trabajemos pues para un proyecto de vida eterno.

domingo, 7 de agosto de 2011

PERDONAR PARA SANAR

2 Corintios 2
¡Qué difícil es perdonar! Aun sabiendo que un resentimiento es como un carbón encendido que aprisionamos en nuestra mano, nos quema, nos hiere… pero no queremos soltarlo. Algo dentro de nosotros nos dice, ya, perdona, abre la mano y libera eso que te lastima, pero tontamente insistimos en “no lo suelto…”
En este capítulo de la carta a los corintios Pablo se refiere a una historia de agravio, confrontación, reparación de daños, perdón y reconciliación, donde él juega el rol de agraviado y por lo tanto quien otorga el perdón.
Todo parece apuntar que entre las conocidas como primera y segunda carta a los corintios Pablo escribió una epístola exclusivamente para tratar el asunto de la ofensa, esa carta no la tenemos, así que permítanme reconstruir la historia con los elementos que tenemos:
En esos momentos, existían fuertes acusaciones contra Pablo por parte de algunos seudocristianos que formaban parte del liderazgo dentro de las iglesias, entre otras cosas cuestionaban a Pablo sobre sus motivaciones en su ministerio y su autenticidad como apóstol. Es muy probable que algún miembro de la iglesia de Corinto se haya atrevido a cuestionar directamente al apóstol a partir de estas acusaciones, pues en ambas cartas el apóstol dedica buen tiempo para argumentar en su propia defensa.
Lo triste del asunto es que en el momento del conflicto, se aprecia que la congregación en general no respaldó a Pablo, cuando les constaba que el mismo Pablo había fundado esa iglesia sosteniéndose con su propio empleo y con las maravillas que solo podían provenir de Dios. Es por eso que escribe una carta para confrontar a toda la iglesia y al ofensor, como decíamos, no sabemos el contenido textual de dicha carta, pero en este capítulo nos dice que está muy satisfecho, porque después de dicha epístola, la iglesia realmente tomó ahora sí “cartas en el asunto”, pues atendiendo a las indicaciones del apóstol, la iglesia le aplica la disciplina indicada por Pablo y la respuesta del agresor es muy positiva, pues reconoce su falta, se arrepiente y con toda seguridad pide una disculpa a Pablo y a la Iglesia, ya que también la congregación resultó lastimada con este problema.
Hasta aquí iban las cosas cuando escribe esta segunda carta a los corintios y les instruye como seguir tratando el asunto: “Ahora deben perdonarlo y darle ánimo para que no se desespere con tanta tristeza. Por eso les pido que le demuestren su amor […] Yo perdono a quien ustedes perdonen, y mi perdón, si es que yo tenía que perdonar algo, lo he dado por ustedes y en presencia de Cristo. Todo esto lo he hecho para que Satanás no se aproveche de nosotros, ya que todos conocemos muy bien sus planes” V7-11 versión LPDPT.
¿Qué podemos aprender?
• Vemos una secuencia muy interesante en esta crisis: ofensa, daño, confrontación en amor, arrepentimiento, reparación de daños y la última muy importante: la restauración, Pablo anima a todos a consolar y mostrar amor al ofensor arrepentido.
• En la dinámica de las relaciones humanas de una familia consanguínea o espiritual es inevitable que se presenten conflictos, incluso debiéramos estar preparados para afrontarlos cuando estos se presenten.
• Cuando los conflictos sean por el daño causado por una persona, el Señor nos enseña que la práctica del amor y el perdón, son herramientas insustituibles para la sanidad de las relaciones.
• La consecuencia de la falta de perdón es sumamente grave, pues si el perdón genuino no se da, se dará vía libre a Satanás para que continúe su labor destructiva.


TRANSFORMADOS PARA SERVIR
JOSIAS I.G.G

sábado, 6 de agosto de 2011

GENUINAMENTE TRANSPARENTES

2 Corintios 3: 2-3
La tendencia a usar máscaras para mostrarnos de una manera diferente a lo que en realidad somos parece ser de lo mas cotidiano y espontáneo; sin embargo, al actuar en el libreto de la vida, un rol diferente a lo que en realidad somos, puede llegar a ser muy desgastante y hasta esclavizante, amén de dejar una sensación de vacío existencial y un crudo desencanto.

2 Corintios 3:2-3 dice “Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón."
Esta porción de la escritura nos dice que la mejor o peor carta de recomendación somos nosotros mismos, pues la gente puede leer quienes somos, por más que usemos máscaras, tarde o temprano la realidad sale a relucir, nadie puede ocultar por mucho tiempo quien es en realidad. Entonces, si tarde o temprano sabrán quienes somos, ¿porqué no mostrar nuestro verdadero yo de forma transparente desde el inicio?
Pablo dice que nuestras vidas son, o por lo menos debieran ser como cartas abiertas que cualquier persona que se interese, pueda leer lo que hay en nuestro pensamiento, corazón y vida. Seguro que esto no significa que adoptemos la filosofía cínica e irresponsable del “Así soy, ¿y qué? Y sépanlo todos”, ni que ventilemos nuestras intimidades a todo mundo, sino que seamos sinceros en nuestras relaciones y tratos con los demás, lo cual suena bien pero no es fácil.
Sabiendo que esto no es sencillo, bien ayudaría saber ¿cuáles son los frenos para mostrarnos genuinamente transparentes? Definitivamente el miedo, la culpa y la vergüenza se posicionan dentro de las primeras plazas; el miedo a vulnerarnos y salir lastimados, la carga de la culpa por algo terrible que hicimos o la vergüenza que tenemos por cierto aspecto de nuestro carácter, ciertamente erigen pretendidos muros infranqueables que ponemos para no dejar que nos reconozcan en lo más profundo de nuestros adentros.
Ciertamente el remedio no está en amordazar a nuestra conciencia para poder aceptarnos y dejar ser aceptados tal cual somos, sino realmente lograr una transformación del alma, corazón y mente; en donde nuestras vidas entren en una dinámica de constate purificación. Solo así, estoy convencido de que podremos exponernos a dejarnos ver con toda naturalidad y libertad, cuando realmente estemos en paz con nosotros mismos. Se oye bonito, pero ¿es posible poder llegar a ese estado de limpia conciencia que realmente nos permita ser libres y felices de ser?
Reflexiones finales
• Pablo dice que los destinatarios de esta carta ya habían logrado en gran medida ese grado de transparencia genuina y que esas vidas como “cartas abiertas” eran una prueba del obrar de Dios a través de Pablo y del Espíritu Santo. ¡Allí está la clave! ¿¡Se dan cuenta!? Solo permitiendo que Dios nos dirija al escribir nuestra historia podremos lograr tal estado de limpia conciencia y el único que puede darle una sana interpretación, un nuevo enfoque a los capítulos ya escritos como los más oscuros y traumáticos de nuestra existencia.
• Por último, ya para concluir: Dios usa su palabra y la oración para escribir en nuestras vidas, pero también quienes nos rodean a diario escriben en nosotros, procuremos que quienes lo hagan sean personas que edifiquen; seamos conscientes de que habrá quienes escriban barbaridades, entonces, pidamos a Dios borrar todo efecto dañino de lo que se ha escrito, pues lo escrito, escrito está y no podrá borrarse jamás, se habrá integrado a nuestra historia de vida.


TRANSFORMADOS PARA SERVIR
JOSIAS I.G.G

jueves, 28 de julio de 2011

¿POR QUÉ SUFRO?

2 Corintios 1: 4
Cuando alguna cosa está lastimando el alma es inevitable hacer cuestionamientos como este: ¿Dios, porque permites este sufrimiento? Si eres tan cuidadoso y amoroso ¿Por qué me pasa esto? ¿No es cierto que, quieres nuestro bien?

Precisamente este es el punto, porque quiere nuestro bien; gran parte de nuestro bien es que no solo busquemos nuestro bien de manera egoísta. Todo ser humano debe ser capaz de buscar el bienestar del prójimo, cuando puedes aliviar el dolor ajeno tienes un propósito más alto en esta tierra que solo nacer, crecer, reproducirse y morirse procurando evitar el sufrimiento.

En la primera carta a los corintios pablo escribe: “Dios nos consuela en todos nuestros sufrimientos para que también, nosotros podamos consolar a quienes sufren, dándoles el mismo consuelo que recibimos de Él” 2 de Corintios 1:4 LPDDPT.
¿No es maravilloso? Dios permite el sufrimiento con un propósito, para que aprendamos de la tortuosa experiencia actual, a fin de experimentar la intervención amorosa de Dios; al brindarnos consolación; ¿No te emociona saber que el sufrimiento es una grandiosa oportunidad para sentirse amado, protegido y apapachado por Dios?
Lo anterior de por sí debiera ser suficiente para tomar esperanza en medio del sufrir, pero aún hay más, el apóstol Pablo confiesa que en Asia sufrió un problema tan tremendo que nuestro héroe estaba tan desanimado que había perdido toda esperanza de vida. Al respecto él escribe “En el fondo de nuestro corazón sentíamos que se nos había dado sentencia de muerte; sin embargo, esto sucedió para que aprendiéramos a dejar de confiar en nosotros mismos y confiáramos en Dios, quien es capaz de resucitar a los muertos”.
Cuando todo va bien es tan fácil alejarnos de Dios porque tenemos la tendencia errónea a creer que nuestras capacidades son suficientes y que podemos solos con cualquier cosa; sin embargo, los sufrimientos y dificultades nos ubican dolorosamente en nuestra realidad: ¡Sin Dios no somos nada!

Reflexionemos:
• ¿No debiéramos dar gracias a Dios por las tribulaciones? Porque ellas nos permitirán recibir el apapacho amoroso de Dios y nos entrenarán para regalar a otros que sufren, lo que el Señor nos da de propia mano.
• Al aprender a depender cada vez más de Dios, Él que es capaz de resucitar muertos y confiar cada vez menos en nuestras capacidades limitadas, redundan paradójicamente en que serás mas “seguro de ti mismo” en tu caminar por la vida, pues te manejarás andando a paso firme, sabiendo que tienes un respaldo incondicional y poderoso, claro sin dejar de ejercer confiadamente nuestras habilidades, que al fin y al cabo viene de él.


TRANSFORMADOS PARA SERVIR
JOSIAS I.G.