sábado, 6 de agosto de 2011

GENUINAMENTE TRANSPARENTES

2 Corintios 3: 2-3
La tendencia a usar máscaras para mostrarnos de una manera diferente a lo que en realidad somos parece ser de lo mas cotidiano y espontáneo; sin embargo, al actuar en el libreto de la vida, un rol diferente a lo que en realidad somos, puede llegar a ser muy desgastante y hasta esclavizante, amén de dejar una sensación de vacío existencial y un crudo desencanto.

2 Corintios 3:2-3 dice “Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón."
Esta porción de la escritura nos dice que la mejor o peor carta de recomendación somos nosotros mismos, pues la gente puede leer quienes somos, por más que usemos máscaras, tarde o temprano la realidad sale a relucir, nadie puede ocultar por mucho tiempo quien es en realidad. Entonces, si tarde o temprano sabrán quienes somos, ¿porqué no mostrar nuestro verdadero yo de forma transparente desde el inicio?
Pablo dice que nuestras vidas son, o por lo menos debieran ser como cartas abiertas que cualquier persona que se interese, pueda leer lo que hay en nuestro pensamiento, corazón y vida. Seguro que esto no significa que adoptemos la filosofía cínica e irresponsable del “Así soy, ¿y qué? Y sépanlo todos”, ni que ventilemos nuestras intimidades a todo mundo, sino que seamos sinceros en nuestras relaciones y tratos con los demás, lo cual suena bien pero no es fácil.
Sabiendo que esto no es sencillo, bien ayudaría saber ¿cuáles son los frenos para mostrarnos genuinamente transparentes? Definitivamente el miedo, la culpa y la vergüenza se posicionan dentro de las primeras plazas; el miedo a vulnerarnos y salir lastimados, la carga de la culpa por algo terrible que hicimos o la vergüenza que tenemos por cierto aspecto de nuestro carácter, ciertamente erigen pretendidos muros infranqueables que ponemos para no dejar que nos reconozcan en lo más profundo de nuestros adentros.
Ciertamente el remedio no está en amordazar a nuestra conciencia para poder aceptarnos y dejar ser aceptados tal cual somos, sino realmente lograr una transformación del alma, corazón y mente; en donde nuestras vidas entren en una dinámica de constate purificación. Solo así, estoy convencido de que podremos exponernos a dejarnos ver con toda naturalidad y libertad, cuando realmente estemos en paz con nosotros mismos. Se oye bonito, pero ¿es posible poder llegar a ese estado de limpia conciencia que realmente nos permita ser libres y felices de ser?
Reflexiones finales
• Pablo dice que los destinatarios de esta carta ya habían logrado en gran medida ese grado de transparencia genuina y que esas vidas como “cartas abiertas” eran una prueba del obrar de Dios a través de Pablo y del Espíritu Santo. ¡Allí está la clave! ¿¡Se dan cuenta!? Solo permitiendo que Dios nos dirija al escribir nuestra historia podremos lograr tal estado de limpia conciencia y el único que puede darle una sana interpretación, un nuevo enfoque a los capítulos ya escritos como los más oscuros y traumáticos de nuestra existencia.
• Por último, ya para concluir: Dios usa su palabra y la oración para escribir en nuestras vidas, pero también quienes nos rodean a diario escriben en nosotros, procuremos que quienes lo hagan sean personas que edifiquen; seamos conscientes de que habrá quienes escriban barbaridades, entonces, pidamos a Dios borrar todo efecto dañino de lo que se ha escrito, pues lo escrito, escrito está y no podrá borrarse jamás, se habrá integrado a nuestra historia de vida.


TRANSFORMADOS PARA SERVIR
JOSIAS I.G.G

No hay comentarios:

Publicar un comentario