1 Corintio 6:2
Han desfilado por nuestra vida muchas buenas oportunidades, oportunidades de estudio, de trabajo, de negocios; quizá fueron excelentes, quizá las dejamos pasar por no haber tomado la decisión correcta. Los griegos usaban la palabra “kairos” para referirse al tiempo oportuno, a la ocasión coyuntural de la vida, a ese momento en que debemos tomar la gran decisión que nos hará trascender en algún aspecto o en todos de nuestra existencia.
En cambio, la palabra griega “cronos”, se utiliza precisamente al tiempo cronológico que avanza inexorablemente; este, que instante tras instante transcurre, acumulando fracciones de segundo, segundos, minutos, horas, días, semanas y años a nuestra existencia.
El día de hoy, reflexionemos en una decisión que probablemente ha sido pospuesta vez tras vez, la decisión de enmendar nuestra vida, de ponernos a cuentas con Dios. Probablemente nuestras neuronas han intentado de convencernos de que todo está bien, de que todo estará bien; sin embargo, los ecos de nuestra conciencia nos dicen lo contrario, algo no anda bien; los focos del miedo, la culpa y la vergüenza se encienden frecuentemente como alerta de que en nuestra vida existe una infección, algo que no nos deja estar en paz. La biblia como palabra de Dios, nos enseña que el problema de fondo del ser humano es el pecado, el pecado es lo que ha puesto separación entre Dios y nosotros, y al existir un abismo entre Dios genera en nuestra alma una sensación de vacío espiritual y por lo consiguiente una ausencia de paz interior, esa paz que todo ser humano persigue, ya sea conscientemente o inconscientemente, pero esa paz interior no llegará mientras el pecado sea lo que domine nuestra existencia.
Al respecto de las consecuencias temporales y eternas del pecado te tengo dos noticias, claro, adivinaste, una mala y una buena. La mala es que todo pecado lleva en sí castigo, la consecuencia es la muerte, es por eso que nos hemos llegado a sentir como muertos en vida, porque si ese es el caso, se debe a que nuestro espíritu está muerto aunque nuestro cuerpo viva, lo peor de la muerte espiritual es que es una muerte que no tiene fin, porque déjame decirte que según la santa escritura dice que sí hay vida después de esta vida, y si es que terminamos nuestra existencia viviendo en nuestros delitos y pecados, la muerte no acabara con el último suspiro en esta tierra, sino que continuaremos muriendo cada día, cada año y cada siglo, por toda la eternidad... Esta muerte es una muerte espiritual, como referencia del concepto “muerte”, tenemos la muerte física, la cual yo definiría como la separación entre nuestro cuerpo y nuestro espíritu, mientras la muerte espiritual es la separación entre Dios y nuestro espíritu.
Definitivamente el pecado nos separa de Dios, pero mientras estemos en este mundo, de alguna manera no lo hace enteramente, pues día a día podemos experimentar su presencia, quizá lejana, pero al fin y al cabo su presencia, pues vemos la luz del día cada día, tenemos un trozo de tortilla, al menos, para llevarnos a la boca, pero mi estimado y estimada, un día terminará nuestra visita por este mundo y daremos el paso para estar, ya sea completamente en la presencia del creador, o bien, completamente separados de Él.
Hablemos ahora de la buena noticia, si la mala noticia es que el pecado trae como castigo la muerte, la buena noticia es que Cristo ha pagado por nosotros ese castigo, solo falta que aceptes que Él salde tu cuenta espiritual. Hazlo hoy es el día en que puedes y debes rendir tu vida a Jesucristo. Pablo en 2a de Corintios nos dice “En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” El apóstol en estas líneas nos dice que hay una oportunidad de obtener la salvación, esta carta fue escrita originalmente en griego y la palabra usada para referirse al tiempo es “kairos”, es decir que la oportunidad de tu vida es hoy, la oportunidad de hacer las paces con Dios, de reconocer que eres pecador, que necesitas de su perdón “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” 2ª de Corintios 5:20-21 ¡POR FAVOR, RECONCÍLIATE CON EL CREADOR! HOY MISMO, NO DEJES PASAR MÁS TIEMPO, ¡HOY ES EL KAIROS!
Reflexionando y actuando:
• Si ya sabemos que hay vida después de la muerte, la cuestión sería ¿habrá vida antes de la muerte?
• No tardes más, decide cambiar hoy mismo, dile sinceramente a Dios lo que sientes, haz tuyas las palabras que te sugiero, no las repitas mecánicamente, lee primeramente para que sepas de que se trata, pues es una oración de confesión y entrega, después de leerlo conscientemente, te recomiendo que busques un lugar donde nadie te interrumpa y habla a Dios por medio de una oración como esta:
“Dios: Reconozco que soy pecador, necesito de ti, perdona mis ofensas hacia a ti y mis semejantes, mis mentiras, agresiones, enojos, perdona este pecado:______ que es el que más culpa y vergüenza me da, también perdona estos otros que no me dejan estar en paz:_____, hoy me arrepiento de todos mis pecados, decido alejarme de ellos; Dios, perdóname y ayúdame a limpiar mi vida. Jesús, creo que ya pagaste mi deuda al morir en la cruz, gracias por ello, hoy te entrego mi corazón, acepto tu perdón y salvación, hoy te reconozco y te adopto como el Salvador y el Jefe de mi vida. Amén”